Todo comenzó igual que siempre. Como una conversación de amigos que luego continuamos en cualquier casa. Nos reíamos de todo un poco y fantaseábamos. Bebíamos los tragos ideológicos: ron y vodka. Con hielo y coca-cola para que la globalización sea completa.
Mientras Delos lavaba los platos, buscábamos con Ximena los videos de la Tigresa de Oriente y yo imaginaba Iquitos (como en esa película). Isabelle está allá en París mirando por la ventana el futuro que se construye con todos los pasados. Aún estábamos por conocer a Reneé y Laly. Lo nuestro es siempre una intriga . Está todo siempre por explotar, me dijo Irina.
Esa noche jugábamos a la gaya ciencia, a la ciencia que baila. Somos unos místicos con pretensiones filosóficas, dijimos. Porque todo es urgente, todo es necesario. Todo tiene una explicación suficiente. Porque vivimos en un pragmatismo mágico, porque le jugamos trampas a las evidencias para seducirlas.
Y si no estuviéramos aquí, ¿donde estaríamos?. Si no fuéramos los que somos, ¿Quiénes seríamos?. Delos juega con el paño de platos y se convierte en una geisha. Ximena se organiza el pelo y con una pistola de cartón es Patito-Bond. Laly dibuja lo que piensa y lo que los otros piensan. Chabe es una rumana que toca un instrumento de lata en una plaza turística. Renée es objeto de sus videos. Todos somos otros para seguir siendo los mismos.
Vivimos en una calle que no tiene nombre, somos habitados por la historia, por las personas que seducimos, por las que hemos perdido, por las que hemos olvidado.
En esta casa feliz es donde reside mi patria. Desde aquí comienza mi camino para volver a encontrarte.
Y aunque sólo hay obras de mujeres, esta no es una exposición de género. Esto es imaginario femenino, no imaginario feminista. Yo soy un intolerante, no soporto la discriminación positiva. Por eso te miro a los ojos y te encaro. Porque eres igual, porque somos objetos que vinimos a ser sujetos. Porque nos queremos y nos usamos. Porque nos adueñamos de la casa.
Y descubrimos de repente que no hay que luchar por los derechos, hay que ejercerlos. Hay que hacerse de nuevo cada día.

Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
octubre de 2009

ENGLISH VERSION

Everything started as always. Like a conversation with friends that then continues in any house. We would laugh a bit at everything and fantasized. Drinking the ideological drinks: rum and vodka. With ice and coke for the globalization to be complete.
While Delos was washing the dishes, we were searching with Ximena the videos of La Tigresa del Oriente and I imagined Iquitos (like in that movie). Isabelle is over there in Paris, looking through the window the future she builds with all the past. We were yet to meet Reneé and Laly. Our thing is always an intrigue. Everything is always about to explode, Irina told me.
That night we were playing the gay science, the science that dances. We are mystics with philosophical aims, we said. Because everything is urgent, everything is necessary. Everything has enough explication. Because we live in a magical pragmatism, since we play tricks to the evidences to seduce them.
And if we were not here, where would we be? If we were not what we are, who would we be? Delos plays with the dishcloth and becomes a geisha. Ximena arranges her hair and with a cardboard gun is Patito-Bond. Laly draws what she thinks and what others think. Chabe is a romanian that plays a tin instrument in a public square. Reneé is an object of her videos. We are all others to continue being the same.
We live in a street without a name, we are inhabited by history, by the people we seduce, by the ones we have lost, by the ones we have forgotten.
In this happy house is where my homeland is. From here my path to find you again begins.
Even though there is only works by women, this is not a genre exhibition. This is feminine imagery, not feminist imagery. I am an intolerant; I cannot stand positive discrimination. That is why I look to your eyes and confront you. Because you are the same, because we are objects that came to be subjects. Because we love each other and we use each other. Because we took over the house.
And suddenly we realized that we are not to fight for our rights, we have to practice them. One must make oneself again each day.

Jorge Sepúlveda T.
Independant Curator
october 2009